Manifestación por el Estatuto de Autonomía. 4 de diciembre 1977 |
Cada 28 de febrero es siempre un motivo de alegría para los
andaluces. De reivindicación y de renovación del compromiso con Andalucía. Para
mí, este 28 de febrero, es además un día de emociones y de sentimientos
compartidos. La concesión de la Medalla de Andalucía con la que el Consejo de
Gobierno de la Junta de Andalucía me distingue este año es un alto honor que
asumo con humildad, con un gran sentido de responsabilidad y con orgullo, con
mucho orgullo. Un honor que quiero y debo compartir con todos los afiliados,
trabajadores y pensionistas de la ONCE y su Fundación porque es también de
ellos.
Llegamos los andaluces a este 28 de febrero en medio de una
profunda crisis institucional, política, económica y social que afecta al
conjunto del Estado y arrastra a la sociedad a un pesimismo generalizado. El
pesar que producen las cifras de paro y la falta de expectativas en el mercado
laboral, el recorte que está sufriendo el Estado del Bienestar al dictado de
los mercados, el riesgo cierto de ruptura de las conquistas sociales que hemos
ido consiguiendo fruto del esfuerzo colectivo, sumado al desasosiego que
provocan la proliferación de casos de corrupción conducen inexorablemente a un
desapego de los ciudadanos hacia la política, distancia a representantes y
representados y debilita enormemente la fortaleza de nuestra democracia.
Y en este contexto de pesimismo y desasosiego –algunos
hablan ya sin pudor del riesgo de estallido social- llegamos los andaluces a
otro 28-F, al Día de Andalucía, un día que estamos obligados a reivindicar con
orgullo, ahora más que nunca, para volver a recordar lo que hicimos, mirarnos
al espejo, coger impulso y hacer valer
esa fuerza que Andalucía conquisto en las urnas. Otro 28 de febrero como una
inyección de autoestima para ganar otra vez la batalla de la resignación y el
conformismo y alzar de nuevo la bandera verde y blanca a favor de la igualdad
de oportunidades en defensa siempre de los andaluces con mayores necesidades.
Con el proceso autonómico, Andalucía despertó del letargo al
que le había sometido y condenado la dictadura, reaccionó democráticamente y se
rebeló contra quienes intentaron postergar una vez más el desarrollo de esta
tierra evitando que el pueblo andaluz fuera igual en derechos que el resto.
Pero Andalucía ha sido siempre una tierra solidaria, profundamente solidaria
con los más débiles, y nunca ha querido para ella más que para ningún otro
territorio de ese gran proyecto que llamamos España. Pero tampoco menos. Y al
votar masivamente a favor de la Autonomía plena garantizó la igualdad para el
conjunto de las Autonomías en un momento históricamente decisivo del diseño del
Estado de la Autonomías.
Los andaluces entendimos la Autonomía como un poderoso
instrumento de transformación social contra el modelo simétrico y desigual que
pretendieron algunos sin entender la universalidad y grandeza del pueblo
andaluz. Y no nos equivocamos. El desarrollo experimentado por Andalucía en
estos treinta años largos ya de Autonomía nos dice claramente que acertamos
aquel 28-F con nuestro voto a favor del sí a la Autonomía. No perdamos el
sentido de la perspectiva histórica, de dónde veníamos, dónde estábamos y a
dónde hemos llegado y dónde estamos ahora. Hoy Andalucía cuenta con una red de
infraestructuras, con una sanidad y con una red de cobertura social, por citar
tres parámetros principales, entre las mejores del mundo. Y no digo equiparable
a cualquier país de la Europa más rica, digo entre las mejores del mundo, sin matizar.
Fachada del Palacio de San Telmo |
Esa Andalucía emprendedora, de las nuevas tecnologías, esa
Andalucía referente principal de la integración y la inclusión de las personas
más vulnerables de la sociedad, es también la Andalucía que soporta las tasas
más altas de paro de toda España y la que corre el riesgo ahora de ver mermada sus
niveles de cobertura social limitando así el papel de referente social, de
vertebrador de las políticas sociales que, a lo largo de estos 33 años de
Autonomía, le han convertido en un pilar esencial del Estado del Bienestar y en
un referente de primera magnitud también en el conjunto de la Unión Europea.
Queda por tanto mucha tarea por hacer. Mucha. Los riesgos
que, con la excusa de la crisis, se ciernen ahora sobre el futuro de Andalucía
nos obligan de nuevo a reaccionar, a esforzarnos más colectivamente por el
interés común de Andalucía, en defensa de los intereses generales de nuestra
Comunidad Autónoma, a ejercer activamente nuestra responsabilidad como
ciudadanos y a reforzar nuestro compromiso con Andalucía.
Andalucía por delante de cualquier otra consideración, el
interés general siempre por encima de cualquier otro interés particular o
partidista. Esa fue la clave del proceso autonómico andaluz, que antepusimos
Andalucía a los intereses particulares de los andaluces. Y ahora, en el momento
de dificultad que atravesamos, requiere otra vez altura de miras, la suma de
voluntades sin exclusiones, mucho diálogo y consenso y liderazgo. Liderazgo
andaluz para preservar el modelo social que hemos construido entre todos en las
últimas décadas.
Consenso y liderazgo andaluz para hacer del empleo,
verdadera palanca de inclusión social, la primera prioridad política, económica
y social de Andalucía, de las administraciones, los empresarios, los agentes
sociales, las universidades, del conjunto de la sociedad. Consenso y liderazgo
para blindar el carácter público y universal de la sanidad. Consenso y
liderazgo andaluz para proteger el sistema de prestación social y para hacer de
la educación el verdadero motor de la igualdad de oportunidades.
Fachada del Parlamento de Andalucía |
Está en nuestras manos conseguirlo. Como lo estuvo en 1980
al decidir el destino de Andalucía. Con ambición y con ilusión, como lo hicimos
entonces. La ilusión que mueve sentirse un pueblo orgulloso de ser andaluz.
Porque…
Andalucía es única y es muchas,
es una y
ocho a la vez,
es singular
y diversa,
la de
siempre y la del siglo XXI.
Y sobre todo es la Andalucía del esplendor:
llena de
luz y de vida.
Andalucía es y será de aquellos que trabajen su pan.
Me gusta ese "esto lo arreglamos entre todos". Es cierto que Andalucía ha avanzado muchísimo, pero algunas cosas no cambian, parecen estáticas en el tiempo y nuestra imagen exterior aún cae en los tópicos clásicos y típicos, por otro lado, estamos tan huérfanos de tejido industrial como en 1980 y el peso especifico de nuestra comunidad en el conjunto del Estado, aún deja que desear. Andalucía debe levantar más la voz y hacerse oír mejor. Saludos y bienvenido a Blogger.
ResponderEliminarQuerido Juan, me alegra que te guste y también que estemos en contacto a través de blogger. Todos juntos debemos luchar y trabajar por Andalucía. Gracias por tu bienvenida.
EliminarGratamente sorprendido por la cantidad de compañeros que uno se puede encontrar en la red. Mucho ánimo, Patricio, con esta nueva singladura. Saludos desde Bilbao de un viejo animador sociocultural.
ResponderEliminarMuchas gracias compañero. Encantado de estar también en contacto por aquí. Un abrazo.
EliminarVayaaaa con las altas tecnologías. Enhorabuena por tu nuevo blog. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias compañera. Un beso.
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